Igor Icaza - Amantes de Sumpa




estos amorosos caídos 
juntos en la refriega contra el deseo,
como si el frotamiento de la piel con la piel les hubiera desnudado,
pedazos de una luna creciente y otra menguante
ensamblados por una complicidad secreta de su movimiento,
radiografía de lo que fuimos y debimos seguir siendo.
Por esa perennidad del cuerpo, perennidad del acto,
¿era ya el amor que desaprendimos con el tiempo
y que hoy ya no es o no es todavía?
¿qué pasó entre el amor y nosotros,
qué río agrio o fuego frío?
¿se era entonces hombre y mujer para ser ser completo
cuando aun no era cacería la pareja?
¿se escogía (“quiero morir contigo”)
a la persona con la que uno iba a vivir toda la muerte,
náufragos intrusos en el subsuelo
para ver desde abajo cómo anda el pobrecito amor fugaz en el país de arriba,
y quedarse así embisagrados,
oyéndose para siempre el último parpadeo,
viéndose para siempre el último latido,
condenados a morir a amor lento
sin los tristes despueses del desacoplamiento?


El amor desenterrado, Jorge Enrique Adoum


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