Niña, pies de cemento





Niña, pies de cemento,
las campanas de la escuela suenan,
las alpargatas rotas parten en picada,
taita inti se desnuda sin recelo,
el wayra rompe el silencio con su silbo.


Mama quilla con su pincel de plata
enciende las pajas de páramo;
como la nina de la tullpa de hatun mama,
mientras los ayas bailan en círculos
en las faldas del apu Imbabura.

Hatun mamita, recuerdo tus manos en mi cabello,
las fajas blancas, rosadas y celestes
la piedra de moler con el rocoto machacado,
para los runas bravos dicen, así;
la colada de maíz en la escudilla,
para los wambras la vitamina dicen, así.


Yo, tan pequeñita con ojos de lechuza,
mi fachalina celeste extendida,
encendidos tus ojos de amor,
se escurre la cebada entre tus dedos,
el muyu de los trigales multiplicado
como mi kuyay por tu shungo de fuego.


En cada amanecer/pakarina de cada puncha,
mama pacha, warmi sacha,
corre el yaku por el río presuroso;
renace el shunku en el centro de la  allpamama,
desvistiendo los temores, empuñando resistencias,
con el mismo hervor del volcán despierto.

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